La incontinencia urinaria es un trastorno que se presenta cuando no se es capaz de contener la orina, ocasionando “accidentes” que suelen afectar la autoestima de quien la padece creando sentimientos de vergüenza que pueden interferir en sus relaciones sociales.
Aunque muchas veces se asocia como consecuencia del embarazo y la vejez, este padecimiento puede tener diversas causas que pueden ir desde los hábitos alimenticios hasta problemas musculares y nerviosos.
Afortunadamente, en muchos de los casos esta afección es tratable y reversible si se realizan las acciones adecuadas para mitigarla. Entrenar la vejiga es una de esas estrategias.
Por lo general, la pérdida de orina se manifiesta de dos maneras:
• Por esfuerzo: sucede en episodios cuando la presión muscular inferior del abdomen se pierde repentinamente, como cuando estornuda, tose o se ríe.
• Por urgencia: también llamada incontinencia imperiosa, ocurre cuando la vejiga se contrae súbitamente dejando escapar la orina sin que se tenga tiempo de acudir al baño.
Existe además la posibilidad de desarrollar incontinencia mixta, que es cuando se presentan alteraciones de los dos tipos anteriormente expuestos, e incontinencia por rebosamiento, que ocurre cuando la vejiga no se drena en su totalidad y provoca goteo.
Al igual que se puede acudir al entrenador personal para saber cuáles son los ejercicios más convenientes para tonificar el cuerpo, o ir al nutriólogo para enterarse de la alimentación más acorde a las características y necesidades de cada persona, existen diversas técnicas para fortalecer la vejiga y acabar o disminuir las molestias de la incontinencia; éstas serán distintas según cada paciente y sólo un especialista podrá indicar cuál es el más conveniente.
Los métodos más habituales son:
• Micción demorada: ésta es la prueba de resistencia; consiste en posponer gradualmente el ir a orinar. Se realiza “aguantando” las ganas de ir al baño paulatinamente. Puede iniciarse demorando la micción 5 minutos para luego ir ampliando poco a poco este lapso hasta llegar a un tiempo de entre 3 y 4 horas entre cada una de ellas.
• Ejercicios de Kegel: si de tonificar se trata, este es el método adecuado, ya que por medio de él se fortalecen los músculos pélvicos encargados de contener la orina. Se trata de hacer contracciones periódicas del músculo pubocoxígeo mejorando el funcionamiento del esfínter uretral.
• Cronograma de idas al baño: al igual que ir al gimnasio, la disciplina es un factor clave para alcanzar el objetivo; esta técnica se basa en ello. Su realización reside en mantener horarios fijos para ir al baño, mismos que serán demorados paulatinamente hasta llegar a un programa adecuado al paciente.
Si bien entrenar la vejiga puede ayudar a prolongar el tiempo entre cada ida al baño, aumentar la cantidad de orina que se puede contener y mejorar el control en el impulso de orinar, no todos los métodos mencionados son adecuados para cada paciente, que sin una debida orientación podría notar poca o nula efectividad e incluso afecciones más graves.
Dr. Rodrigo León
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